Notas desde el asiento trasero

Por Benjamín Franco Mariscal

En un vuelo ni tan corto ni tan largo, desde el asiento trasero de un Cessna 172, se escribieron las notas más importantes de la formación de un piloto aviador. Seis puntos de “qué hacer y qué no hacer” fue lo que su padre, el capitán de un avión B787, le dejó a su hijo.

            Emprendimos el vuelo desde el aeropuerto de Addison, en Texas, con destino a la ciudad de Austin. Una ruta corta pero emotiva para el piloto aprendiz que, por primera vez, llevaría a su padre como pasajero.

Los que tengan familia en la aviación, sabrán y conocerán los sentimientos que padre e hijo experimentaron en ese momento. A los que no tengan idea, se los cuento de una forma sencilla: orgullo es lo que emanaba en cada exhalación del padre al ver a su hijo realizar el walk around; nostalgia es lo que cruzaba a través de la mente del joven estudiante, mismo que un día, sentado en el famoso jumpseat, fue el pasajero de su padre. Ese chico hoy es el piloto a los controles y, el que algún día fue el piloto al mando, hoy viajaba en el asiento trasero del avión de su hijo.

            En ruta, el joven piloto sólo volteó a ver a su padre dos veces en el transcurso de una hora de vuelo. En la primera ocasión, el padre sonrió con el dedo pulgar señalando hacia arriba, confirmando que se encontraba bien. En la segunda ocasión, el hijo preguntó a su padre si iba cómodo, y le informó que ya estaban por bajar.

–¿Quieres bajar al baño en el FBO, papá?

–No, hijo, lo que ustedes necesiten hacer, tú concéntrate en tu vuelo, yo estoy bien.

            El aterrizaje no fue en las marcas de mil pies, tampoco fue un “toque suave”, pero fue un aterrizaje seguro. A través de los brazos delgados que temblaban, el padre se dio cuenta que su hijo estaba nervioso, pero, conquistando el nervio de un pasajero que mira, el joven piloto incrementó el empuje y volvió a despegar. En una noche estrellada, con la luna llena frente a ellos, emprendieron el regreso a Addison, aterrizaron sin contratiempos y descendieron del avión. El instructor ayudó al joven estudiante para asegurar el avión al piso de la plataforma y con un apretón de manos firme, se despidió del padre y del hijo.

–¿Cómo te fue, papá? ¿te gustó el vuelo? –preguntó el chico ajustando el cinturón de seguridad del auto rentado en el que irían a cenar.

–Muy bien –contestó el señor mientras introducía su mano en la bolsa interior del saco que portaba –hice un par de notas que quiero compartir contigo.

1 Me di cuenta de que, cuando te dan instrucciones de rodaje, no las escribes en ningún lado, quizás quieras tomar en cuenta anotarlas para evitar confusiones.

2 Usa algún método de abreviaciones para que puedas escribir las instrucciones de forma rápida.

3 Acuérdate que los rodajes y debajo de diez mil pies es cabina estéril, no te distraigas en ese momento.

4 Yo voy a atesorar las fotos que nos tomamos, pero no te distraigas tomando selfies mientras vueles solo.

5 Vuela para ti, y no para el que te observa. Haz que tu vuelo siempre sea seguro para ti, en consecuencia siempre será seguro para todos los que te acompañan.

6 Estoy orgulloso de ti y espero estas notas te sean de utilidad.

Benjamín Franco Mariscal
Primer oficial en equipos Boeing 737 NG/MAX. Egresado de la facultad de arte de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda, con especialidad en cine y literatura inglesa. Autor del libro: Todas menos Sofía.