Como bien sabemos, las aerolíneas y la industria aeronáutica han estado buscando alternativas e invirtiendo en proyectos de desarrollo para disminuir la huella de carbón que la industria ha generado en las últimas décadas. Es por eso que la NASA en conjunto con la Universidad Central de Florida, mejor conocida por sus siglas en inglés “UCF” (The University of Central Florida) estará analizando y realizando pruebas para saber si el amoniaco podría ser un combustible alterno para la aviación.
Este proyecto se originó a partir de una iniciativa de liderazgo universitario de la NASA, el cual busca acelerar una aviación sostenible. Los investigadores usarán tecnologías de simulación con un software de ingeniería creado por la empresa ANSYS. Esto les permitirá simular sistemas de reacciones químicas complejas que el amoniaco podría tener, incluyendo la evaporación de amoniaco líquido dentro de tubos intercambiadores de calor, transferencia de calor y la combustión del amoniaco e hidrógeno en el aire.
“Queremos crear una solución escalable para una aviación más limpia y con la cooperación de Ansys lo lograremos más rápido. No podríamos autenticar el uso de amoníaco líquido como combustible alterno confiable sin la sofisticación y la capacidad de las herramientas de simulación de fluidos de Ansys» dijo Jay Kapat, profesor de ingeniería en la UCF.
No es la primera vez que surge el interés de usar amoniaco como una fuente alterna de combustible. Como sabemos, la compañía H2 tiene la intención de poner en operación a mediados del 2023 un Dassault Falcon 50 propulsado parcialmente con amoniaco.
Al parecer, el amoniaco es una de las mejores alternativas de combustible, ya que si lo comparamos con el uso de hidrógeno puro, el amoniaco se mantiene líquido a grandes altitudes y no requiere el mismo almacenaje criogénico que el hidrógeno puede utilizar.