Antes. mucho antes de que los Boeing 727/737s, los DC9s y posteriormente los Airbus A320s fagocitaran todo el mercado de corto y medio alcance de todo el planeta, hubo una serie de aviones (preciosos la mayoría de ellos) que hicieron las veces de mula de carga en medio mundo. Hoy les vengo a hablar del último vuelo del Vickers Vanguard, aunque esta historia realmente tiene dos protagonistas: el Vickers Vaguard y el museo Brooklands.
Vickers Vanguard: el avión que nació tarde, muy tarde
Comencemos por el Vanguard, un avión que Vickers lo concibió como un el heredero del Vickers Viscount (más bien como un “Viscount alargado”). El Vanguard era un avión excelente: podía albergar hasta 140 asientos, se había pensado especialmente en la bodega para tener mucha carga y maximizar beneficios y los motores habían sido cambiados por los nuevos modelos de Rolls-Royce: los Tyne.
En Vickers no se creía que los jets nacidos en los 50 como el Comet, el Caravelle o los enormes cuatrimotores que se vislumbraban a finales de la década en EEUU llamados Boeing 707 o Douglas DC8 pudiesen competir de forma eficiente y rentable en el mercado del corto-medio radio. Principalmente por el éxito que había supuesto para ellos el Vickers Viscount (turbohélice) con cientos de unidades vendidas en la misma década. Desde su perspectiva era lógico ofrecer al mercado “un Viscount alargado y mejorado“… Pero no. Era cuestión de tiempo que alguien diseñara un jet eficiente en el mercado hasta entonces dominado por los turbohélices.
En 1963 al otro lado del Atlántico Boeing presentaba en sociedad un jet trimotor con 130 plazas llamado “Boeing 727” que suponía un torpedo en la línea de flotación de diversos fabricantes de turbo-hélices y amenazaba con convertir a estos en reliquias de museo… como así fue. El Vangurd propulsado por cuatro Rolls-Royce Tyne no podía hacer frente a un jet que prácticamente superaba al avión británico en todo: más de 500 millas por encima en rango, 30 toneladas más de carga de pago o una velocidad 200 nudos por encima. En 1965 Douglas Aircraft presentaba otro superventas: el DC9, y dos años después otra vez Boeing sacudía definitivamente el mercado con el Boeing 737: era el fin prematuro del Vanguard.
Del Vanguard al Merchantman
Tanto BEA como TCA (sus dos únicos clientes) tenían que dar una solución a sus poco competitivos Vanguard. La solución (como casi siempre) es la de la reconversión a cargueros. De hecho la historia del que vamos a hablar hoy es de un “Merchantman“, que fue como se denominaron a los Vanguard reconvertidos operados por BEA (padre de British) (o “Cargoliner” si habían sido operados por TCA (padre de Air Canada).
Brooklands: el museo que fue la cuna (y orgullo) de la aeronáutica británica
Si han podido visitar Brooklands probablemente ya spean por qué tiene bastante significado que sea la sede de varias obras de arte británicas como el Vanguard que nos atañe, de un Concorde, de un Hawker Hurricane o de un BAC One-Eleven. Y es que precisamente en Brooklands está parte del origen de todos ellos: Vickers (entre otras) tuvo ahí su sede hasta que formó la Birtish Aerospace Company (BAC) junto con Bristol Aeroplane Company, la English Electric y Hunting Aircraft.
Brooklands nació inicialmente en 1907 como circuito de carreras en el condado de Surrey, al Oeste de Londres. Por su asfalto compitieron Bugattis, Mecedes o Bentleys hasta que en 1939 se truncó la actividad de las cuatro ruedas para dar prioridad a la aeronáutica: desde 1935 Hawkers estaba desarrollando en sus instalaciones de Brooklands un caza llamado “Hurricane” y un bombardero llamado “Wellington” que pasaba tener prioridad absoluta ante el inminente inicio de la Segunda Guerra Mundial.
¡¡Vickers Vanguard!! ¡¡Vuelve a casa por Navidad!!
Llegamos a 1996. Todavía quedan volando como cargueros algún que otro Merchantman. Si último operador es la Hunting Cargo Airlines (compañía que ahora se llama ASL Airlines y sigue operando) que para aquel entonces tiene un serio problema con el Merchantman: su mantenimiento es un pozo sin fondo (un simple overhaul de motor supone ¡¡más de 400.000$ ) y como supondran, conseguir partes para un avión del que solo se construyeron 44 unidades era más difícil que Los Supersingle alcancen el número 1 en los 40 Principales.
A mediados del año Hunting decide que la operación del Vanguard es insostenible: en cuanto llegara la próxima gran revisión, el último Merchantman (G-APEP) sería jubilado. Desde Hunting se contacta con el Museo Brooklands para ofrecerles esta reliquia en cuanto se dé de baja: “Señores, tenemos un Merchantman que vamos a jubilar, obviamente a día de hoy no hay ningún cliente potencial para este avión, así que tenemos dos opciones: se lo quedan ustedes que son los padres de la criatura en su museo o acaba como chatarra“. El último vuelo del Vanguard a casa estaba en marcha.
La compañía comenzó con un pequeño detalle con el “Guardsvan” (como se le llamaba cariñosamente en BEA al Vanguard): le devolvió a su fuselaje “Superb“, su nombre originario de los tiempos de BEA .
Así que ya tenemos al último Vanguard/Merchantman operativo ansioso por hacer su último vuelo al lugar que lo vio nacer… pero (siempre hay un pero) había un problema: estábamos en 1996 y la pista del aeródromo de Brooklands dejó de utilizarse como pista en 1972 cuando Vickers dejó de producir el VC-10 (posteriormente las visitas a MRO de cualquier Vickers se harían al aeródromo cercano de Wisley, a unos 15 kilómetros al sur de Brooklands).
La pista había sido “partida” en dos por una carretera que llegaba a las instalaciones de BAE (heredera de BAC) y además varios árboles habían crecido justo en cabecera de pista e imposibilitaban el aterrizaje del Vanguard.
Si se quería venir por el aire no había más opción que aterrizar en “lo que quedaba de pista” (de los 3000ft originarios quedaban cerca de unos 1900) y quitar esos árboles de la “nueva cabecera” que había creado la carretera.
Y ustedes dirán: ¿Era prudente aterrizar el último Vickers en una pista muy deteriorada y con socavones? Pues para estos tipos si, porque no era el primer avión que llegaba volando a Surrey en los últimos años. En 1987 se aterrizó en la misma pista (ya en muy mal estado pero todavía completa) un VC-10 donado por el Sultán de Omán y en 1994 aterrizó el 1-11 (que también yace en el museo) con una pista ya modificada por la carretera, así que en principio traer esta joya volando era factible.
Así que la tripulación formada por Pete Moore (que operó el Vaguard desde BEA hasta el último vuelo en Hunting Cargo) y Gary West se pusieron manos a la obra y comenzaron a entrenar una y otra vez aterrizajes en el aeropuerto de East Midlands con la distancia concreta de Brooklands (1900 pies, unos 600m) delimitada con una línea roja en su pista. Unas veces lo conseguían y otras se pasaban de la distancia marcada por lo que no hacer un aterrizaje perfecto no era una opción.
Unos días antes de la fecha acordada, los responsables del museo ya habían arrancado de cuajo los árboles dejando en la “cabecera” de pista libre de obstáculos. Lo que era una una solución sencilla se convirtió en un “plus de peligrosidad”: cada uno de los árboles arrancado había dejado un considerable socavón en el terreno.
El 17 de Octubre de 1996 fue el día elegido para aterrizar por última vez un Vanguard. Uno de los participantes realizó un video que explica mejor que yo cómo fue el vuelo y lo que sintieron sus dos protagonistas al aterrizar esta preciosidad, disfruten:
Pete y Gary habían posado el último Vanguard de la historia en Brooklands… donde ahora todos podemos disfrutar (aunque sea en tierra) de uno de los aviones (como les ha pasado a tantos otros) que nacieron tarde, muy tarde…
PD: Por si se lo preguntan por qué no se taparon los socavones del umbral de pista, no se hizo nada porque “en teoría” no debían suponer un problema si todo iba bien: el avión debería tomar en la pista asfaltada y por eso no fueran tapados. La realidad (como pueden ver en el video) es que tomaron en el cesped, un par de metros antes del umbral… por lo que sí, podríamos haber hablado de un aterrizaje catastrófico, pero gracias a Dios (y esto todavía le da más valor a esta historia) el aterrizaje fue genial y hoy todos podemos ver al último Vanguard que sobrevive a la historia.