Por Rodrigo Morett
He hecho sin alardear miles de despegues y miles de aterrizajes. Me han tocado ver cientos de amaneceres y atardeceres, he visto las despedidas más tristes, los mejores abrazos y las sonrisas más sinceras. Me ha tocado llevar personas con las cenizas en brazos de sus seres amados, he visto con emoción los primeros vuelos de miles de personas.
¿Saben que es lo bonito de este trabajo?
Que nunca piensas mal, que siempre que te subes al avión confías en que vas a regresar, que como todos los pasajeros tienes sueños y metas. Que también sabes amar, que te encantaría poder compartir momentos con tu familia, tan sencillos como una cena, platicar una anécdota y reír a carcajadas. Siempre existe la posibilidad de no regresar ¿que pasaría si eso sucede? ¿Alguien nos extrañaría? O ya se habrían acostumbrado a nuestra ausencia.
Nuestros sueños son sueños como los de cualquier persona, créanme si les dicen que un tripulante tiene más amor que nadie créanlo. Pasamos miles de horas a solas, así que nadie se conoce mejor que un tripulante. Aprendes a comer solo, a ir al cine solo y a disfrutar tu soledad, que aveces no es tan mala y es buena compañera.
Tenemos muchos problemas como todo ser humano. Problemas en casa, problemas de pareja, problemas económicos y ¿saben que? siempre van a ver una sonrisa en nuestro rostro. Hay veces que te duelen incluso los huesos de cansancio, de no saber lo que es dormir por días, de dormir en incómodos hoteles, de tener que estar impecable a las 3am, todo para cumplir sueños, metas, unir familias y amores.
Piensa bien antes de insultar a un sobrecargo por una demora, porque créanme que tampoco la pasamos nada bien. Regálenos una sonrisa en todo momento y sientan la magia que sentimos nosotros en cada despegue y cada aterrizaje, abran las ventanillas y vean los increíbles paisajes que la vida tiene para nosotros.
Si. Tenemos miedo de ser olvidados, pero nuestro corazón es tan grande que no nos importa tomar aviones, trenes, barcos y camiones con tal de llegar un ratito con los que amamos, que es muy difícil no poder llegar a ese cumpleaños, a esa boda, pero créanme que estamos haciendo nuestro mayor esfuerzo.
Gracias a los amigos inseparables que aunque la distancia exista, nada cambia, que siempre están ahí preguntando por ti, con ganas de verte y sonrientes esperando a que les cuentes tu última aventura, al amor que lo puede todo y siempre está ahí apoyándote incondicionalmente, esperándote y alentándote a ser mejor cada día, entendiendo en todo momento tu trabajo, a la familia que aunque tú silla esté vacía en casa siempre te guardan un lugar, a todos gracias por ser parte de un sueño y un estilo de vida que no cualquiera sabe llevar.
Lo increíble de todo esto es que pese a lo anterior es el mejor trabajo del mundo, es el que hace que recorras el mundo, que vivas tu vida, que te conozcas increíblemente bien, que hagas amigos que se convertirán en familia, que aprendes a valorar cada minuto, cada hora y cada día por el simple hecho de estar vivo, a recorrer miles de kilómetros y a conquistar cualquier meta que te propongas.
Disfruten cada día por que no sabemos cuándo es el último, digan siempre un té quiero, te extraño o te necesito, levántense con una sonrisa diario porque las sonrisas cambian vidas…
Come eso que se te antoja , haz ejercicio por gusto, sal y rómpete el alma por lograr tus sueños, nunca dejen que nadie te corte las alas y sean inmensamente felices.
Y siempre siempre tengan un buen vuelo.