Por: Eduardo Vargas Castañeda
Recuerdo mi primer vuelo cuando tenía 8 años en un MD80 desde la Ciudad de México a Cancún. Nunca podré olvidar el sonido de los motores al despegar, ni la emoción y fascinación que me causaron esos pájaros gigantes de acero. Es increíble que con el tiempo todavía me hipnotice cualquier avión que pase sobre mí.
Como buen avgeek (Aviation Geek), reconozco el modelo desde la distancia o saco la aplicación FlightRadar24 solo para tener más información. En general, todo lo que implica volar, los desafíos, las personas y la experiencia me hizo darme cuenta de que esta es la industria a la que quiero pertenecer.
Siendo aficionado de la aviación y teniendo claras mis metas personales, durante mi licenciatura hice toda mi investigación sobre la aviación. Asistí a eventos y cursos extracurriculares organizados por la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y me uní a varias sociedades de aviación como la Royal Aeronautical Aviation Society del Reino Unido con el propósito de cumplir y vivir mis sueños más allá del lado académico.
17 años después, ese niño cumplió una de sus metas, me gradué y ahora estoy cursando una maestría en Ciencia de Datos y Analítica de Negocios en la Universidad de Edimburgo. Sin embargo, como muchos de nosotros sabemos, la industria aérea está atravesando una de las crisis más duras, si no la peor, de su historia. Varias aerolíneas no tuvieron más remedio que solicitar a sus tripulaciones y empleados una licencia voluntaria o despedir a personas excepcionales. Esto significó para los entusiastas de la aviación como yo ver nuestras aspiraciones profesionales teniendo que ser “suspendidas”, y por lo tanto, esto se volvió un motivo de desmotivación.
Sin embargo, el pasado 6 de mayo tuve la oportunidad de visitar las instalaciones de Lufthansa Cargo Servicios Logísticos de México. La emoción, los pensamientos que pasaron por mi mente al estar dentro de las instalaciones de una empresa tan importante como lo es Lufthansa Cargo es indescriptible. Una experiencia que podría de cierta forma describirse como cuando un niño entra por primera vez a un parque temático. Fue un gran día que me gustaría compartir con ustedes y como carta de agradecimiento al gran equipo de Lufthansa Cargo, al que dedico este artículo.
Entonces, sin más preámbulos, como dirían, “Damas y caballeros, comenzamos el abordaje del vuelo LH-1” con destino a una de las mejores experiencias de mi vida.
Todo comenzó hace meses con un mensaje que le envié al Sr. Frank Nozinsky, director de Ventas Comerciales de Lufthansa Cargo México quien, con una gran actitud, sorprendentemente me abrió las puertas. Desde entonces, había estado esperando con ansias ese día.
“Bienvenidos a bordo»
Mi primera parada fue la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Aún Recuerdo la alegría, pero al mismo tiempo los nervios que tenía porque fue en ese momento que me di cuenta lo que estaba por suceder. Pasaron las horas y llegó el momento. Allí estaba en la Puerta 1 donde conocí a Elizabeth Morales y Javier Avalos, ambos miembros del equipo de operaciones. Me dieron una cálida bienvenida y hablamos de lo sorprendente, interesante y espontánea que fue mi visita.
Mientras esperábamos el permiso de acceso, tuve ese sentimiento de pertenencia porque sorprendentemente, aún sin conocernos, el lenguaje de la aviación realmente rompe barreras. Era como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo. Al final la pasión que tenemos por la industria fue lo que nos permitió coincidir.
«Tripulación de Cabina, iniciando movimiento «
Más tarde, el equipo se reunió conmigo en el área de facturación de Lufthansa y luego me llevó al área de aduanas donde conocería a Frank por primera vez. Debo aceptar que estaba nervioso, y cómo no iba a estarlo si yo, un estudiante, estaba a punto de encontrarme con el director de una de las compañías de aviación más importantes del mundo, pero todo ese nerviosismo desapareció a un instante gracias a que Frank fue totalmente amigable y muy accesible.
Al llegar a la zona de aduanas me proporcionaron un chaleco de acceso. Lo que sería mi “cinturón de seguridad” para el resto de la visita. Debo admitir que posiblemente haya sido el mejor chaleco que he usado. Lo echaré mucho de menos en el Reino Unido.
«Hemos cruzado 10,000 pies»
Cuando finalmente entré en la aduana, me sentí como uno de los personajes de Narnia saliendo del ropero, una sensación de incertidumbre hacia lo desconocido, pero con gran emoción. Lo más importante es que me sentí parte de esa comunidad. Solo puedo describir esa sensación como cuando un niño está esperando en la fila para una montaña rusa.
Mientras Liz y Frank me explicaban la división de las instalaciones, una de las primeras situaciones que enfrenté fue caminar por los pasillos y las intersecciones entre las calles; era casi como ser un turista y caminar por las calles de Piccadilly Circus en Londres o Reforma en la Ciudad de México, donde fácilmente podrías chocar con cualquiera. Esta vez, la diferencia notable fue que, en lugar de personas, se podía chocar con paquetes, animales o mercancías especiales. Algo curioso fue ver el cruce de la calle principal; de repente Frank y Liz cruzaron y en ese momento todos los vehículos se detuvieron. Fue como si el icónico Ampelmann de Berlín estuviera allí con luz verde permanente, y sin otra alternativa, crucé la calle de aduanas, pero con el característico estilo de los Beatles en Abbey Road.
«Damas y caballeros, en breve comenzaremos nuestro servicio.»
En este momento, las instalaciones de Lufthansa Cargo México estaban frente a mí. Era como ver el castillo de Disneyland, donde tenías a sus personajes principales vestidos con chalecos amarillos, o qué decir de las carrozas, pero en forma de camiones de carga. Una vez que me tranquilicé y procesé mis emociones, lo primero que hicieron Liz y Frank fue llevarme a las oficinas administrativas donde se encuentran desde la caja, el área de manejo de documentos hasta la de exportaciones. Allí me explicaron todos los requisitos y autorizaciones que son necesarios para poder procesar envíos de carga.
Desde ese lugar continuamos recorriendo el centro de operaciones, que es el corazón de Lufthansa Cargo, y donde nos recibió un modelo a escala del icónico B777-F de Lufthansa. Fue allí donde conocí a Aarón López y al resto del equipo que trabajaba para recibir la carga del vuelo desde Frankfurt, Alemania en el majestuoso B777-F.
Una de las cosas que más me llamó la atención fue el cuadro enviado a México por la directora general Dorothea von Boxberg de Lufthansa Cargo. Frank me explicó que esto fue en reconocimiento al equipo de México por haber realizado la operación con el “Factor de Carga de Vientre Más Pesado” de toda la red de Lufthansa Cargo. Suena fácil, pero es una tarea titánica.
Por otro lado, le pregunté a Liz sobre alguno de sus proyectos más significativos, a lo que me respondió es el obtener la “CERTIFICACIÓN CEIV PHARMA” de la IATA, que asegura que el transporte de productos a temperatura controlada y sensibles al tiempo, incluidas las vacunas, y el cual cumpla con los requisitos de los fabricantes de productos farmacéuticos. También se asegura de construir una red de líneas comerciales farmacéuticas certificadas que cumplan con estándares consistentes y aseguren la integridad del producto. Algo que se ha vuelto más importante en estos días.
¡Felicidades, Liz y Lufthansa Cargo!
Siguiendo con la visita, Frank me explicó el amplio abanico de clientes que tiene el grupo y algo curioso es que Lufthansa Cargo es una empresa ajena a Lufthansa. Esto funciona como una especie de economía circular, en la que el cliente de Lufthansa Cargo es la propio Lufthansa. Suena extraño, pero es una ventaja, porque se aseguran de manejar la mercancía con los mejores estándares de calidad y servicio. Asimismo, me explicaron sus sistemas de alianzas para ciertos mercados y rutas como lo tienen con United, Cathay Pacific y ANA. Todos han sido una historia de éxito.
Brevemente, Frank me dio una de las mejores clases en donde aprendí sobre el modelo de “Hub-Spoke” que me recordó mis clases de Soft Computing de la maestría, solo que ahora estaba viendo la verdadera complejidad de desarrollar una red.
Por otro lado, Frank me dio una introducción a la política de cielos abiertos y los problemas involucrados en el desarrollo y planificación de una red, flota y cronograma. Algo complejo, especialmente en la industria de carga, ya que, a diferencia de la industria comercial, no se pueden hacer las mismas suposiciones, lo que destaca la importancia del factor humano que es crucial para su éxito.
«Damas y caballeros, favor de abrocharse los cinturones de seguridad, pronto atravesaremos zona de turbulencia»
Ya a altas horas de la noche comenzó una turbulencia de emociones. Siguiendo los protocolos de seguridad, me llevaron al hangar donde se reciben todas las cargas las que están preparadas para la salida. Lo primero que recordé fueron las palabras de mi profesor de la Universidad de Sheffield, Jolian McHardy: “Veremos la historia detrás del modelo”. Finalmente vi realmente el detrás de escenas y su complejidad. Todo es muy sistemático y ordenado, pero al mismo tiempo parecía un rompecabezas. Después, me mostraron la máquina de rayos X más grande de América Latina, los refrigeradores que se controlan desde Frankfurt además de la explicación de la división de todo lo que hay que enviar y los protocolos estrictos que siguen para asegurar que toda la mercancía llegue a su destino.
Por otro lado, entendí todo el proceso desde la entrega de la mercadería hasta su carga en el avión. Me mostraron tanto las tablas como las pilas y me explicaron su importancia. Al final, todo se mide con una precisión fenomenal que me recordó a las clases de simulación de mi maestría para optimizar procesos. En seguida Frank me platicó de los desafíos que enfrenta la industria y especialmente la planta en México. Estoy seguro de que el equipo está más que preparado para seguir adelante.
«Damas y Caballeros, hemos comenzado nuestro descenso»
Ahora, la cereza del pastel. Eran las 11:00 de la noche y el majestuoso B777-F estaba a punto de llegar desde Frankfurt. Pero para esta tarea, ahora me acompañarían Frank, Aarón y Javier. Estábamos listos en el camión junto a la pista 5L esperando la llegada del avión bautizado “Buenos días Seúl”. (Algo curioso, la flota de Lufthansa Cargo tiene los nombres de las ciudades donde la empresa tiene un centro de operaciones, por ejemplo, Seúl).
Como una sala de operación de un hospital, todo el equipo estaba listo para recibir al paciente, tanto con el equipo para el desembarco como con la carga lista para ir al avión. Recordemos que, en esta industria, el tiempo de respuesta y la puntualidad son cruciales. Y así como en un concierto, estaba aterrizando el Air Canada Boieng 787 como una apertura al espectáculo que estaba a punto de presenciar. De repente, el Buenos Días Seúl estaba aterrizando y como buen avgeek comencé a tomar varias fotos y a emocionarme aún más.
Es hora de salir del camión y comenzar la acción. Javier me invitó a ir a la cabecera y subir las escaleras para tener una mejor vista de la llegada. Y sin más preámbulos, allí vi cómo el 777 giraba majestuosamente hacia mí. Como si estuviéramos conectados y comunicándonos. Fue un momento que me hizo admirar lo increíble que es esta industria y lo lejos que ha llegado la humanidad.
Como dijo Alex Tienda:
“Conocí una de las sensaciones más hermosas que cualquier ser humano pudiera experimentar, convertirse en uno mismo con una máquina creada por el hombre, para alcanzar uno de los mayores sueños de la humanidad, volar”.
Y así, siendo ya las 11:30 pm, la tripulación apagó los motores y el equipo comenzó a prepararse. Fue un momento como si Tarantino dijera “¡1, 2, 3, acción!”. En ese momento todos estaban tan sincronizados y comenzaron a realizar sus tareas. Recuerdo que Frank se acercó y dijo «es increíble, ¿no?» pero en mi mente solo podía pensar en lo increíble que todo este día había sido. Me acerqué para ver el gran diseño aerodinámico que caracteriza al 777-F así como los motores GE90-110. Por supuesto que tuve que tomar la icónica foto en el motor.
En ese momento, fue como si Frank y Javier me leyeran la mente, se acercaron para invitarme a subir al avión. Claro, he abordado varios vuelos en muchas ocasiones, pero este fue totalmente diferente. Entré a la cabina y a diferencia de un vuelo comercial ahora tenía acceso al corazón del avión, y pude observar la complejidad, pero sobre todo la delicadeza y profesionalidad con la que el equipo maneja la carga.
Aarón (oficial de operaciones) se acercó y explicó la logística y el orden en que se descargan y cargan los paquetes. Así como todas las observaciones que se deben hacer en caso de que algo necesite algún cambio. El trabajo de todo el equipo es digno de admirar. Allí comprendí lo importante que son los pilas, los tablones y los seguros. Como si se tratara de un juego de Tetris, organizan y rotan la carga de manera eficiente. Eso sí, con la gran diferencia de que todo ya se ha medido con precisión y planificación.
Es digno de admirar y reconocer la profesionalidad con la que trabaja Lufthansa Cargo. Sobre todo, la gran tecnología que manejan en esta estación que vuelve el servicio, no solo eficiente, sino vanguardista y de gran calidad.
¡Buen trabajo Aarón y Javier!
“Gracias por volar con nosotros”
Y sí, como si acabáramos de aterrizar, llegó el momento de agradecer y despedirme de todo el equipo. En verdad, esta experiencia ha sido muy significativa para mí. Así que, esta última sección del artículo está dedicada al equipo de Lufthansa Cargo Servicios Logísticos de México, Lufthansa Cargo y todos los entusiastas de la aviación.
En primer lugar, quiero agradecer el gran trabajo de Lufthansa Cargo. Me sorprende su forma de movilizar bienes de diversa índole al resto del mundo con la precisión y el cuidado que se requiere; lo que genera confianza y satisfacción en la calidad de los servicios que brindan a sus clientes. Podría decir que todo este proceso, más allá de ser una tarea difícil, o de carácter sistemático, es un arte. Asimismo, es importante resaltar el gran papel que ha jugado el equipo en tiempos difíciles de pandemia, realizando tareas esenciales para asegurar que todos reciban los bienes necesarios o incluso ayudar en la distribución de vacunas a nivel mundial.
Por otro lado, muchas veces hemos visto que la estrategia de responsabilidad social corporativa se enfoca en varios pilares, como la sustentabilidad, el apoyo a las comunidades, el desarrollo personal de los empleados, entre muchas otras cosas. Por supuesto, Lufthansa Cargo es un ejemplo de empresa socialmente responsable que la caracteriza. Sin embargo, a nivel personal, el verdadero distintivo y valor de Lufthansa Cargo, y a lo que agradezco, es que me mostraron que siempre hay un lado positivo y que, sin saberlo, se pueden encontrar muchas bendiciones disfrazadas.
Así que gracias, Frank, Liz, Aarón, Javier y el equipo de Lufthansa Cargo por devolverme esa motivación. Veo su trabajo y me inspira con todo lo que puedo lograr y convertirme. Gracias por los consejos, explicaciones y atención que me brindaron. Como dijo Aarón, por compartir los pequeños secretos de la aviación. Este grupo de personas es la verdadera definición de lo que es un buen trabajo en equipo. Al final espero algún día llegar a ser como ustedes. ¡Felicidades a todos!
A toda la comunidad de aviación, sé que estos son tiempos difíciles y los desafíos continúan día a día. Pero recuerden, lo increíble de esta industria es que los desafíos están en el corazón de las lecciones de cada día. Recuerden que somos una comunidad que ve los desafíos como oportunidades. Yo tengo un claro objetivo, convertirme en un impulsor del cambio dentro de la industria de la aviación y ayudar a su crecimiento, tal como lo hace Lufthansa. Estoy haciendo lo posible para lograrlo. Por lo tanto, recuerden, si tienen una pasión, no importa cuál sea, ¡Deben luchar por ella!
Así que cierro este artículo con las palabras del Sr. Frank Nozinsky, que espero que todos los jóvenes entusiastas de la aviación siempre tengan en mente:
«El futuro es tuyo.”