Se espera que el vuelo inaugural del primer bombardero de ataque de largo alcance (LRSB) Northrop Grumman B-21 Raider no tenga lugar antes de 2022. Una vez que entre en producción, su adquisición por parte de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) podría acelerarse hasta la jubilación de los aviones B-1 y B-2.
En una transmisión en vivo con el Instituto Mitchell de la Asociación de la Fuerza Aérea, el comandante de la Octava Fuerza Aérea, el Mayor General Mark Weatherington, confirmó que el primer B-21, actualmente en construcción, no volaría antes de 2022. Anteriormente se esperaba que el próximo bombardero estratégico fuera a los cielos a finales de 2021. El ligero retraso no debería afectar el programa de desarrollo de la aeronave.
Según el general Weatherington na vez que el B-21 entre en producción, la USAF podría considerar acelerar su adquisición para alcanzar una fecha de capacidad operativa inicial (IOC) más temprana. Eso permitiría a la Fuerza Aérea retirar antes los bombarderos B-1 y B-2, ahorrando así en logística y entrenamiento.
La Octava Fuerza Aérea opera la fuerza de bombarderos pesados de los Estados Unidos, a saber, el bombardero supersónico B-1 Lancer y el bombardero furtivo B-2 Spirit que el B-21 debe reemplazar, así como el venerable avión bombardero estratégico B-52 Stratofortress
Eventualmente, se deberían ordenar cien equipos del próximo B-21, que representa más que las flotas de B-1 y B-2 combinadas actuales.