Por Santiago Rivas
Hace ya 20 años desde que uno de los ataques terroristas más mortíferos e impresionantes ocurrió. Me refiero al 11 de septiembre de 2001, cuando cuatro aviones de United Airlines y American Airlines fueron secuestradas por la red yihadista de Al Qaeda.
Dos de esas aeronaves secuestradas se impactaron contra la torre norte y sur del World Trade Center de Nueva York y otra más contra el Pentágono en Washington D.C. La cuarta aeronave cayó cerca de Pensilvania y se cree que iba en dirección al Capitolio.
A causa de estos terribles actos terroristas, la Administración Federal de Aviación (FAA) por primera ocasión en la historia de Estados Unidos, tomó la decisión de cerrar el espacio aéreo de Estados Unidos para todos los vuelos comerciales, policiales, humanitarios, entre otros.
Por lo que más de 250 vuelos fueron desviados a aeropuertos militares y civiles en Canadá, lo que desencadenó la operación Yellow Ribbon o Cinta Amarilla, resultando 239 vuelos desviados a 17 aeropuertos en Canadá.
Aeropuertos militares y civiles de Nueva Escocia, Terranova, Labrador, Alberta, Ontario, Quebec, Toronto, entre otros, se vieron obligados a albergar esas aeronaves y a sus pasajeros hasta nuevo aviso.
Uno de los principales problemas sería acomodar a todo los vuelos provenientes de Europa, ya que los principales aeropuertos de Toronto, Ottawa y Montreal se encontraban a su máxima capacidad. Por lo que se tomó la decisión de enviar a la mayoría de esos vuelos a aeropuertos de ciudades pequeñas y una de esas fue el Aeropuerto Internacional de Gander.
El Aeropuerto Internacional de Gander (YQX) por su posición geográfica fue uno de los primeros aeropuertos a donde fueron desviados los vuelos provenientes de Europa con destino a Estados Unidos.
El 11 de septiembre fueron desviados a Gander 39 aeronaves de fuselaje ancho, las cuales permanecieron en tierra cerca de dos días antes de ser autorizados por la FAA a continuar con su ruta original.
De un momento a otro, la población de Gander de 9,000 habitantes se vio obligada a albergar a cerca de 6,800 pasajeros varados. En ese momento el pequeño poblado tan solo podía ofrecer 500 camas en todos sus hoteles, por lo que se tuvo que acomodar a todos esos pasajeros incluyendo a las tripulaciones en iglesias, escuelas y casas particulares.
Entre el 14 y 15 de septiembre de 2001, la FAA reabrió el espacio aéreo de Estados Unidos, por lo que las 39 aeronaves en el Aeropuerto Internacional de Gander y los otros 199 aviones varados en los demás aeropuertos canadienses, pudieron continuar hacia su destino original.
Un año después de los atentados cerca de 2,500 personas se reunieron en el Aeropuerto Internacional de Gander, para conmemorar el primer aniversario de los ataques terroristas. Al acto acudieron los principales funcionarios de la localidad y en un discurso lo concluyeron citando «Enorgullecieron a Canadá»
Se estima que alrededor de 35,000 y 40,000 pasajeros y tripulaciones quedaron varados en Canadá por dos días.
A causa de eso la aerolínea bandera de Alemania, Lufthansa decidió nombrar a un A340-300 (D-AIFC) con el nombre Gander – Halifax para honrar a las dos ciudades que recibieron sus vuelos varados durante la Operación Cinta Amarilla.