PA Santiago López Cadena
– Publicado en la Revista Cabina de Mando
Volando en la península de Baja California, terminando mis horas de bimotor para la obtención de la licencia de piloto comercial, en una escuela al norte del país, realizamos la ruta Tijuana, San Felipe, Guerrero negro, Loreto, La Paz; en estos tramos yo iba volando del lado izquierdo, el instructor del lado derecho y otro alumno en la parte trasera del avión.
Este bimotor tiene dentro de sus extrañas particularidades que sólo los pedales del lado izquierdo tienen control sobre los frenos (algo inusual para ser un avión de instrucción en una escuela). Completamos la ruta y al día siguiente volamos de regreso la misma ruta, solo que al llegar a Guerrero negro yo ya tenía las horas necesarias, así que el instructor me pidió que a partir de ese punto el otro alumno completaría la ruta entre ese punto, San Felipe y Tijuana.
El control direccional en tierra entre el monomotor y el bimotor tiene características diferentes que a algunos de nosotros en un principio nos cuesta trabajo asimilar, en lo personal yo ya había volado bimotor y no tuve problemas en cuanto al control. Iniciamos nuestro rodaje en Guerrero negro, yo iba en la parte trasera del avión, el alumno el cual era su primera hora en bimotor del lado izquierdo o sea con el control direccional y frenos y el instructor del lado derecho.
Durante el rodaje, el alumno asignado no había podido establecer un control direccional adecuado sobre el avión, sino que andábamos de un lado a otro de la plataforma y al entrar a pista no se había podido mantener el avión al centro de la misma, llegamos a la cabecera y tomamos posición para iniciar la carrera de despegue. Por la falta de control mostrada en tierra, supuse que el instructor le iba a cambiar la posición para efectuar el despegue, sin embargo solo le hizo ciertas recomendaciones y le instruyó para iniciar la carrera de despegue.
Iniciamos la carrera de despegue y poco a poco nos fuimos desplazando hacia el lado izquierdo de la pista hasta salirnos por completo de la misma y proseguir paralelos, el instructor debido a que de su lado no tenía control sobre frenos, decidió no abortar y tratar de alcanzar la velocidad para poder despegar , al hacerlo pegó la cola del avión en la superficie ( la cola del avión pegó contra la superficie), desplomándose el avión y apagándose uno de los motores, lo cual en cierta forma ayudó a frenar el avión. Tuvimos suerte en realidad, salimos con golpes leves cada uno de nosotros y el avión con el golpe en la cola, una llanta ponchada y al parecer sin problema en hélices y motores.
De aquí se desprenden varias consideraciones:
Primeramente creo que no se puede certificar un avión que es utilizado para dar instrucción, que tenga frenos disponibles del lado izquierdo y no de los dos lados, precisamente para que el instructor pueda corregir en caso de desvío o falla del equipo y evitar incidentes o accidentes como el ocurrido.
Así mismo siendo la primera hora del alumno en bimotor, se le debió de instruir sobre las diferencias en cuanto al control direccional en tierra para aplicación de las mismas. Las características de la pista, no era de ninguna forma adecuadas para utilizarla para instrucción en la primera hora de vuelo de un alumno en bimotor.
En fin, la serie de errores en cadena nos condujo a tener este resultado, que sin duda pudo haberse evitado si tanto las autoridades como las escuelas tuvieran un mejor control en cuanto a los equipos certificados para instrucción, así como un buen CRM, por parte de las tripulaciones.
La instrucción de cualquier tipo implica responsabilidad por parte del instructor, más aún cuando hablamos de instrucción donde la seguridad es parte de la actividad a enseñar. La aviación siendo una actividad donde la seguridad es un pilar, debe tomar en cuenta este tipo de experiencias para establecer los niveles mínimos aceptables que debe de cubrir un instructor, más todavía si este instructor es instructor de vuelo.
No se puede arriesgar a que las cosas salgan bien por motivos de confianza; se debe estar plenamente seguro de que un alumno será capaz de realizar la maniobra con seguridad.
Es labor fundamental de escuelas y centros de capacitación, tener implementados sistemas de aseguramiento de calidad que avalen la capacidad didáctica y la responsabilidad conferida a cada instructor, así como labor de la autoridad el supervisar que estos tengan el nivel aceptable de seguridad requerido.